La
capital charra alberga la tradicional Universidad
Pontificia y la Universidad de
Pública, teniendo esta última una gran fama en todo el país. También es la
universidad más antigua de España que existe en la actualidad, así mismo es una
de las cuatro más antiguas del mundo que
permanecen abiertas junto con la de
Bolonia, Oxford y la Sorbona.
La Universidad de Salamanca pone a disposición de los
alumnos dieciséis facultades.
Esta gozaba de un carácter pontificio, hasta que en 1852
paso a ser pública, la Usal tiene una vida de 793 años que fue fundada por
Alfonso X el Sabio.
La Universidad Pontificia nace en 1940 y cuenta
actualmente con un total de 6520 alumnos.
En la Usal y la Upsa se puede elegir un amplio abanico de titulaciones:
Derecho, enfermería, medicina, biología, geografía e
historia, magisterio, empresariales, humanidades, filosofía, psicología,
turismo, informática, odontología, comunicación audiovisual y muchas más
En resumen, Salamanca es el paraíso al que jóvenes de
todo el mundo acuden desde todas partes de España para labrarse un buen futuro. La Universidad Pontificia ofrece un total de veintidós titulaciones tan solo en Salamanca y una amplia oferta de postgrados.
.
Como toda ciudad universitaria, Salamanca destaca por su
gran cantidad de residencias y colegios mayores, donde los estudiantes suelen
alojarse al menos el primer año de carrera.
Las novatadas se pueden ver con claridad a principios de
cada curso, ya que quienes se estrenan en esto de ser universitario,
las celebran en su primer año de residencia.
La universidad pública dispone de seis colegios mayores y residencias universitarias con un total de 1184 plazas.
Pero desde luego no todo es estudiar. Para estos jóvenes prometedores, Salamanca además de tener un gran número en facultades, es la ciudad con un mayor
número de bares en relación con sus habitantes.
Y no cabe duda que tampoco sobra, puesto que esta avalancha de estudiantes llenos de energías,
inundan las calles de Salamanca y embriagan a esta bella ciudad de ambiente y vida.
Por:Cristina Franco
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